Entrevista a D. José María Rojas Romero

Instructor de equitación del Colegio Alborán

Es como lo que mi hija me dice muchas veces: de pequeño eras tú el que te juntabas con personas mayores para aprender de su experiencia y ahora son los jóvenes los que se acercan a ti para aprender.

Alejandra y Lucía: ¿Cuándo comenzó tu pasión por el mundo ecuestre?

José: No podría remontarme a una edad exacta, creo. Empecé a trabajar muy joven en el campo y allí me encargaba de llevar el ganado de un lugar a otro. Como medio utilizaba el caballo y poco a poco me di cuenta de que no se me daba mal y que en realidad lo disfrutaba.

Alejandra y Lucía: ¿Dónde has trabajado antes de llegar al Colegio Alborán?

José: Desde muy joven he trabajado en los campos de Cádiz, como he dicho anteriormente; concretamente en mi pueblo, Alcalá de los Gazules, de donde soy natural. Me inicié en este trabajo durante mi adolescencia, después de finalizar mis estudios y obtener el Graduado Escolar. Al poco tiempo tuve que dejarlo para realizar el Servicio Militar, la famosa “mili”. Y a los 20 años decidí marcharme a la costa, de donde todo el mundo decía que había muy buenas oportunidades de trabajo. Me estrené en un club hípico de Fuengirola y más tarde me trasladé a otro de Antequera. Por primera vez empecé a dar clases a niños, todo un proceso de aprendizaje, y fue también allí donde conocí al padre de Milagros y Ana Palomo, D. Pedro Palomo, el suegro de Don Santiago Gutiérrez. Por aquel entonces, el colegio llevaba solo dos años abierto; me ofrecieron este puesto, que me pareció una buena oportunidad para seguir creciendo en mi profesión y, sin darle más vueltas, me vine aquí, a Marbella.

A y L: ¿Cuál es el reconocimiento más grato que has recibido gracias a tu profesión?

José: Ahora que me lo preguntas, lo primero que se me ha venido a la mente ha sido lo que me sucedió el verano pasado cuando fui a las fiestas de mi pueblo. Tanto amigos como familiares, que me han visto crecer y han crecido conmigo, me hicieron un homenaje a través de una peña llamada Jinetes de San Jorge, así, de sorpresa, por mi dedicación a los caballos a lo largo de mi vida. No me lo esperaba, la verdad, y fue algo muy grato para mí. Saber que aquellos a los que quieres te apoyan en lo que haces, es algo emocionante. Yo estaba entre el público, claro, mi familia empezó a reírse sin motivo aparente y poco a poco me di cuenta de que era yo el que iba a ser sorprendido. Fueron haciendo un recuento de mi vida y, por supuesto, no faltaron las anécdotas. Aunque tampoco es necesario centrarse en algo tan material como un trofeo por un pequeño reconocimiento. El simple hecho de que algunos alumnos se especialicen en lo que tú les has enseñado de pequeños, las sonrisas por la ilusión de montar a caballo, ya sea por primera o milésima vez, son las mayores satisfacciones de lo que hago a diario.

A y L: Nos consta que has animado a algunos alumnos de este colegio, como a  Marta Mesa, a aficionarse a la hípica. ¿A quiénes más les has transmitido, de una forma u otra, tu interés por el mundo ecuestre?

José: Creo que por unos u otros motivos he animado a muchas personas a iniciarse en el mundo de la hípica. He dado clases al cuerpo de policía, que debe ir a caballo, o, como bien habéis dicho, a Marta Mesa, que comenzó como aficionada en el colegio y poco a poco ha ido progresando hasta llegar a participar en campeonatos europeos y ha obtenido numerosos premios. Para mí, es el mayor reconocimiento a mi dedicación: encontrar a personas que, a pesar de su temprana edad, se interesen por el mundo equino de la misma manera que lo hice yo en su día. Y, sobre todo, que pueda ayudarles: es algo increíble y muy satisfactorio. Es como lo que mi hija me dice muchas veces: de pequeño eras tú el que te juntabas con personas mayores para aprender de su experiencia y ahora son los jóvenes los que se acercan a ti para aprender.

A y L: ¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?

José: Pues aparte de la doma, que me apasiona, lo que más disfruto es la granja-escuela. Los alumnos y alumnas vienen siempre con la ilusión de ver a los patos, recoger los huevos de las gallinas o llevarse un conejo a casa… No se dan cuenta, pero nos regalan sonrisas a diario.   

A y L: ¿Has concursado alguna vez en un campeonato? Si es así, ¿en cuál y cuándo?

José: He participado en varios concursos de aficionados, pero nunca profesionales. De los primeros que recuerdo, en Alcalá, cuando tenía solo 18 años. Posteriormente, participé en otros: Arriate, San Pedro de Alcántara… También he hecho exhibiciones en la Plaza de Toros de Marbella, Antequera, Algeciras, Almogía, en la provincia de Málaga. En fin, un poco de todo.

A y L: ¿Has realizado algún curso de especialización?

José: Sí, me he especializado en dar clases de volteo, que más o menos viene a ser la montura básica que se le coloca a los niños principiantes, el cinchuelo.

A y L: Y para finalizar, ¿qué consejos le darías a aquellos que quieren iniciarse en este ámbito?

José: Que si les llaman mínimamente la atención los caballos, se apunten en un club hípico y si con el tiempo ven que les gusta de verdad, que pongan mucha ilusión y practiquen mucho.

Por Alejandra Rojas y Lucía Sánchez.